martes, 16 de junio de 2009

Hoy hablamos de las madres.


Acabo de terminar un trabajo para una madre, pero ¡ qué madre¡ , esa persona que cuando la conoces te das cuenta que es especial…que no se le acaba el ánimo, que trasmite alegría aunque hable de las cosas más mínimas que existen.


No sé si conocéis muy bien a mi madre, a aquellos que la conozcáis os daréis cuenta que mi madre es igual, siempre contenta, ya pueden suceder cosas regulares, malas o peores, siempre encuentra la disposición necesaria para afrontarlo con contento; siempre paciente, busca lo provechoso, la esperanza, el lado positivo, el optimismo…


Pues bien, de la madre que os hablo , no es la mía, y he sentido una sensación enormemente extraña, cuando he podido hablar con M.C. por teléfono porque era como hablar con mi madre, pero sin serlo, como en esos mundos paralelos que nos muestra Punset, pues igual…


Es inquietante ver cómo se transmite el cariño por un cable telefónico, cómo conectan en la ternura dos personas desconocidas vía correo electrónico con el sólo motivo de hacer feliz a una tercera.


Un día os dije que quería clientes que primero fueran personas amantes ( que trasmiten amor ) y después encargos, y así ando, que cada vez es más fácil trabajar si los proyectos rezuman tanto afecto.


Los Reyes Magos existen y si primero son los padres, después, os aseguro que son los hijos.




Óleo sobre plancha de cobre.(Vicente Molina Pardo)

Primera encuadernación de Rodrigo.

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